jueves, 4 de octubre de 2007

Dos metros bajo tierra

"A toda acción corresponde una reacción. Directamente proporcional y en sentido contrario."

-Segunda ley de Newton.

Miro el reloj, por tercera y ùltima vez. Son las 21:42 Hrs.y no hay ninguna llamada perdida.Estoy solo, me siento aburrido.Dentro de estas cuatro paredes me siento en un ataùd.Quiero sentirme vivo,quiero embriagarme, quiero gritar. Quiero todo eso que llaman libertad.

Me baño. El agua Tibia recorre mi cara, se escurre entre mi pelo y pienso que asi se me ha escurrido el tiempo entre los dedos. Se ha estirado, se ha alterado como plomo en oro o en algun otro metal. Por que ahora tengo 27 años pero mi memoria es la de alguien de 47 . Pedazo a pedazo me he comido , he disminuido ,sin darme cuenta , 20 años de mi futuro.

No me doy cuenta, ni se me ocurre pensar que estarè muerto antes de los 37. Por eso el baño caliente me relaja y me hace sentir limpio, mas ligero.

Mientras me seco, no dejo de pensar en Mario. Y en que entre nosotros ya no existe ninguna conexiòn. Dos años de mi vida que simplemente...dejaron de existir. Nunca sucedieron. Me doy cuenta que a todas horas recuerdo cosas que no han sucedido todavìa.

Mis amigos me dicen que asi pasa. Y que asi serà siempre. Que una vez que me acostumbre podrè tener tranquilidad en mi vida. ¿Serà tranquilidad, o serà la mansedumbre de las ovejas ante el pastor.Que despuès se convertirà en su asesino? ¿O es la resignaciòn con la que el condenado a muerte inclina la cabeza ante el verdugo y acepta el golpe mortal de la guillotina?. Ya sin oponerse, en total negaciòn de su libertad.

-Tienes que cambiar , me dicen. No te involucres, acepta las cosas como son. No esperes que duren. Vive al dìa.

Pero yo no entiendo por que tiene que ser asi. ¿Quien manda, quien decide que todos piensen asì?. No enamorarse, escapar de tener la responsabilidad por alguien, por su felicidad o su tristeza es un ideal que solo es alcanzado por los cadàveres. Y se me ocurre pensar que mis amigos no tienen que esperar a morir, en cierta manera estàn muertos ya.

Abro el closet y me quedo ahì de pie. Este es el momento crucial de todo este dia, pienso: En un tono de burla ¿Que marca o estilo de ropa me definen como ser humano?.

Disfrazo y niego mi humanidad. Me aplico medio frasco de gel para el cabello y lo peino. Como si eso importara.

Nunca antes ser aceptado por los demàs habia sido tan fácil, necesario, y tan barato.

Antes de salir, algo me detiene justo en la puerta. Un presentimiento me hace vacilar y voltear atrás. Pero no sè exactamente que es.

Llego al lugar. Ha llovido y hay charcos de agua en la calle. Me dirijo a la entrada del lugar y ya desde afuera se escuchan y retumban por dentro de mi pecho la resonancia de la soledad. Las almas tristes pero con caretas de felicidad, hechas con retazos de fotografias de las revistas de moda, se acercan por todos lados también hacia la puerta de entrada, como suelen acechar los fantasmas las casas en ruinas.

Pago gustoso la cuota que me da derecho a la borrachera y al sinsentido que nos venden como libertad. Y recibo a cambio un tufo a humo de cigarro de segunda mano ,con un toque cìtrico.Y 38 grados centigrados de temperatura en el ambiente.

Al entrar algunas miradas se posan en mi. Algo en mi ropa les llama la atenciòn. Algo externo a mi alma, algo que no entienden. Compro la primera cerveza de la noche y me dirijo a la parte mas atiborrada. Mientras en mi cabeza suenan como una cacofonìa, como un panal de abejas las palabras de mis amigos. Y lo ùnico que hago es tratar de ahogarlas con cerveza.Desde un rincòn puedo estar a gusto,puedo mirar sin ser molestado. Y me doy cuenta de que estamos los de siempre. Me pregunto si son los los ùnicos homosexuales en esta ciudad. Una ciudad de mas de un milòn de habitantes y solo trescientos homosexuales.

Y ahi está, como cada fin de semana, puntual. "La poderosa". Bailando y sonriendose a ella misma. Feliz de "vivir" una libertad prestada. Feliz de apegarse a lo que unas mentes invisibles han dictado que es la libertad para los homosexuales. Sonriendo y bailando, delgadisimo como es. Me llama la atenciòn su silueta recortada contra los cientos de rayos de luz provenientes de la bola disco a sus espaldas y que parece como si emergieran de él mismo. Con sus brazos extendidos y retorciendolos como una bailarina hindù, me hace pensar en la silueta de un Bonsai. Y siento algo parecido al espanto. Por que un Bonsai es la naturaleza del àrbol sometida a una diabòlica esclavitud. Su naturaleza ha sido domeñada, desviada, torcida a la fuerza ,para que parezca mas...¿bonito?. De todo esto nadie parece darse cuenta en este bosque con 300 hombres-Bonsai.

Tambièn esta Ritchie, agradable y simpàtico. Es agradable conversar con el. Por que siempre tocamos el tema tabù del que nadie se atreve en estos tiempos a comentar: hablamos de nuestros sueños, de nuestras esperanzas, del miedo a la muerte, del sentido profundo del dolor. Pero hoy no quiero contarle nada. Esta demasiado ocupado con sus conocidos, y yo mismo prefiero estar solo.

Miro hacia la derecha y se me congelan las manos y la cara. Ahi en un rincòn, el mismo donde lo conocì hace dos años, esta Mario. Emocionado de estar aqui, alegre e inseguro, valiente y temeroso de encontrar a algùn conocido a quien ha ocultado su homosexualidad y que lo pudiera reconocer.Enojado y confundido. Tantas emociones al mismo tiempo. La mùsica y las luces lo aturden. Quiero acercarme, abrazarlo con todas mis fuerzas y darle uno de esos besos tiernos en la frente que tanto me gustaba darle. Tranquilizarlo, decirle que no se preocupe. Que todo pasa y que todas esas inseguridades se iràn algùn dia. Pero no lo hago. No quiero mentirle,no quiero acercarme. Ya me lastimó una vez y no voy a darle la oportunidad de que lo haga de nuevo.

En medio de la musica me siento extraño, en medio de todos me siento solo. Como si extrañara una parte de mi que hubiera perdido. Pero no recuerdo que es. Ahora de pronto, quiero estar lejos de aqui. Quiero estar en mi auto, solo. Tomando cerveza , escuchando a cold play y mùsica de trova.

En este lugar tan cerrado y obscuro junto a toda esta gente muerta por dentro me siento encerrado en un ataùd, dos metros bajo tierra. Y siento en mi pecho y mi garganta germinar, hacerse incontenible un grito de espanto y desesperaciòn.Entonces lo veo, entrando por la puerta. Y toda mi percepción se altera , es como si todo el lugar y los asistentes al aquelarre se sumergieran en un enorme tanque de agua. Todo movimiento y sonido se distorsionan. Como si hubiera fumado naturaleza muerta. Moreno tostado, cuerpo de obrero,bigote lacio,brazos gruesos, ojos con curiosidad infantil y sonrisa de niño. Pantalòn de mezclilla, camiseta negra del River plate y zapatos tenis. Solo siendo el mismo, nada mas, sin pretensiones. Y eso lo hace atractivo a mis ojos.

Se dirige a la barra y pide una cerveza, un minuto después desaparece en tre la gente. Fué un espejismo, una quimera. Pero 15 min. después aparece de nuevo a un lado mío y me alegro de haber decidido no fingir antes de salir de casa y haberme vestido exactamente igual que el. Lo miro y ambos nos sonreímos con los ojos y con el alma. Me pregunta al oido que ,si como mi camiseta, soy River plate, y le digo que si.

Olvido completamente las palabras de mis amigos. Intentamos bailar y nos da risa que ninguno de los dos sabemos poner un pie delante del otro. Platicamos sobre el ruido, sobre el lugar, sobre nosotros, (sobre nada). Y me sorprendo a mi mismo sonriendo con ganas. Por que pensaba que habia olvidado ya como hacerlo.

Media hora después salimos del lugar. Afuera nos encontramos con el frío de la madrugada y con que ha llovido sin darnos cuenta. Corremos al auto por la calle mojada . A el le gusta reír y saltar en los charcos. Tiene 27 años y parece un niño. Eso es lo que he perdido. Dentro del auto se divierte con mi manera de reír, y me doy cuenta de que al igual que yo, le gusta Cold Play y la música de trova. Asi que cantamos a todo pulmón camino a mi casa.

Llegamos al fin, estaciono el auto en la calle desierta ,húmeda y fría. De pronto nos quedamos en silencio, tiene miedo, tengo miego. No queremos iniciar algo que después termine mal. Pero en la radio inicia "sin tu latido",esa canción de Aute, entonces ambos nos miramos a los ojos y sonreímos con complicidad.

Me provoca risa que se ría de mis zapatos sin cintas, que se calza sin pena. Toda la noche reímos, jugamos, cantamos en la cama. Ya los dos como niños. Nos besamos un rato, nos regalamos abrazos y caricias tiernas y despues nos entregamos el uno al otro algo de cada quien hasta saciar. Y después dormir, dormir tranquilos, juntos y abrazados. Mientras afuera cae una llovizna suave que nos regala un arrullo con su golpeteo en el vidrio helado de la ventana.

Antes de irse, no deja que lo lleve a su casa. Afuera la calle aún esta obscura pero está a punto de amanecer. Y en mi alma está a punto de amanecer también, sobre la noche mas larga y mas obscura de mi vida. Nos abrazamos y me da un beso tierno en la frente. Dice que le gustaria volver a verme,pero que no sabe el futuro. Así, sin promesas esta bien. Lo dejo ir. Y no me siento angustiado. Cierro la puerta suavemente.

Con un cigarro y una taza de café caliente, me acomodo en el suelo apoyando mi espalda en la puerta. Encima solo tengo puesto un pantalón. Siento el frío del suelo en la planta de mis pies descalzos. La luz de la aurora entra por una ventana y se alarga sobre la pared, sobre el suelo, siguiendo una trayectoria silenciosa, casi reptando hacia mis pies desnudos. Y siento su calor cuando la tibieza del sol los besa. Pienso en el, y pienso en que no sé si le vuelva a ver. Pero ahora se que ahi afuera hay un alma afín y solo ese pensamiento me reconforta.

Igual que un gato que sorprende a su presa, se viene a mi cabeza un pensamiento . Sobre si es de este momento de duda ese del que todos dicen que hay que hacer cualquier cosa por escapar . Para no caer en una trampa que piensan que es el enamoramiento, o cualquier camino que nos pueda llevar a el. ¿Podemos escapar de esto?.

El humo del cigarrillo se eleva en la forma de una columna que repta por mi brazo derecho, igual que una serpiente. Asciende sin detenerse, sin perder su forma sinuosa. Recorriendo mi brazo,mi hombro, mi cuello. Y al llegar a mi oído me susurra dulcemente de una manera casi hipnótica, la respuesta:

-No se puede...

El Alquimista Impaciente.

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